Una herramienta para la comunicación empática y eficaz en Personas con Alta Sensibilidad: La Asertividad
Si algo caracteriza a una persona altamente sensible, es la capacidad de poder percibir y reconocer en otras personas sus emociones y sentimientos. Esta capacidad de poder comprender la vida emocional de otras personas casi con toda su complejidad se llama “EMPATÍA”.
Dicha naturaleza empática facilita que las personas con alta sensibilidad puedan conectar casi sin esfuerzo con los/as demás. Ese es uno de sus habilidades, pero bien es cierto, que si a esa habilidad no le ponemos límite, puede derivar en entender tanto el mundo emocional de la otra persona que acabemos ahogándonos en él.
De ahí la importancia de aprender a relacionarnos con el resto de personas desde la asertividad y no desde un estilo pasivo o agresivo.
ESTILO PASIVO-AGRESIVO EN LA COMUNICACIÓN
Relacionarnos desde la pasividad conlleva:
- Dar más importancia a las necesidades de los demás que a las propias.
- Faltarnos al respeto siendo desleales a nosotros mismos.
- Tener un comportamiento sumiso, en el que dejamos de expresar nuestros gustos y deseos por complacer al resto y terminamos asumiendo, acatando, obedeciendo…
- Sentirnos frustrados/as al sentir que no somos dueños/as de nuestra propia vida y que otros/as nos manejan. Sentir que pierdo y las otras personas ganan siempre.
- Padecer, como consecuencia, altos niveles de estrés, ansiedad, depresión y baja autoestima.
Relacionarnos desde la agresividad conlleva:
- Considerar que nuestras necesidades están por encima del resto.
- Relacionarnos desde la manipulación, invalidación, crítica, recriminación y faltas de respeto.
- Sentirnos irritables cuando los demás no responden a nuestros deseos.
- Querer ganar siempre, aunque eso implique que los demás pierdan.
- Terminar dañando las relaciones como consecuencia de los constantes conflictos que dicho estilo genera.
El anclaje a ambos estilos nos lleva, a veces, a caer en dinámicas pasivo-agresivas en las que dejamos que otras personas nos dominen y otras actuamos a la inversa queriendo controlar el comportamiento de los demás.
Una persona altamente sensible puede tener una mayor tendencia a establecer este tipo de dinámicas, en las que debido a su elevada empatía, termina adaptándose a las necesidades de los/as otros/as, adoptando comportamientos de sumisión y complacencia, lo cual, con mucha probabilidad, le lleva a esperar lo mismo de los/as demás, considerando que el resto debería de actuar de la misma manera y a llevarse decepciones cuando no es así.
Esto puede llevar a reaccionar desde la protesta tratando de hacer justicia y que esto derive en comportamientos más agresivos y dominantes.
Por ejemplo:
Pongamos el caso de Lucía, una chica altamente sensible, que desde su capacidad empática, se ha volcado con su amiga Bego para ayudarla, haciéndole ciertos favores, y quizás, en cierta medida, siente que ha tenido que sacrificarse o dejar de lado sus necesidades por ayudarla, debido a su alta demanda, a la cual no ha sabido decir que no.
Aquí podríamos estar hablando de cierto comportamiento pasivo, ya que ha colocado las necesidades de su amiga por encima de las suyas.
Imaginemos que, más adelante, Lucía necesita del apoyo de Bego y no lo obtiene. Desde su expectativa de que lo justo sería que le preste dicho apoyo y frente a la realidad de no recibirlo, el sentimiento de frustración por la situación podría llevar a Lucía a reaccionar de manera violenta con su amiga, enfadándose y recriminando su comportamiento, ya que esperaba lo contrario de ella, o bien molestándose en silencio, sin expresar su descontento, pero cambiando su comportamiento hacía ella a partir de entonces, tomando distancia o mostrando hostilidad y cinismo, pero sin expresar claramente su molestia.
Este tipo de respuestas estaría mostrando un estilo pasivo-agresivo.
RELACIONARNOS DESDE LA ASERTIVIDAD TIENE QUE VER CON:
- Adoptar una actitud de mayor respeto hacia nosotros mismos y los demás.
- Sentirnos libres para tomar decisiones y que otras personas lo hagan.
- Sentir que en las relaciones ambas partes ganan.
- Manejar las discrepancias desde el diálogo, la negociación y las buenas maneras.
- Generar, como consecuencia, una mayor sensación de seguridad en uno/a mismo/a y en los demás.
- Vivir con mayor serenidad y tranquilidad, al no sentir que siempre estás en conflicto.
Volviendo al ejemplo de Lucía, una respuesta asertiva al sentimiento de falta de apoyo por parte de su amiga Bego, tendría que ver con la expresión directa pero con respeto de su malestar.
Algo así como: “Perdona Bego, pero para mí era muy importante haber recibido apoyo por tu parte en este momento y no lo he sentido así. Tienes derecho a no estar ahí siempre para todo el mundo, pero me gustaría contar contigo en estos momentos. Si tienes un rato algún día para poder hablar y contarte, te lo agradecería”.
La asertividad es una herramienta básica para nuestras relaciones y el desarrollo de una sana autoestima.
CÓMO APLICAR LA ASERTIVIDAD EN NUESTRAS RELACIONES
1- El primer paso, date el mismo valor que le das a los demás: ni más, ni menos. Somos importantes y nuestras necesidades también lo son.
2- Párate a pensar sobre cuáles son tus derechos y las obligaciones que te han impuesto y te has autoimpuesto hasta ahora. No estamos en deuda con nadie y tenemos derechos de vida por el hecho de ser quienes somos. Haz una lista por escrito para interiorizarlo mejor. Puede servirte de ejemplo:
- Tengo derecho a decir no.
- Tengo derecho a decidir libremente.
- Tengo derecho a no estar disponible siempre.
- Tengo derecho a actuar diferente a como les gustaría a los/as demás.
- Tengo derecho a pedir.
- Tengo derecho a cambiar, etc.
(Teniendo en cuenta que los derechos que yo tengo también los tienen los/as demás)
3- Una vez que tenemos nuestra lista de derechos clara y por escrito, genera una coherencia entre la reflexión hecha y tus actos, y aprovecha cualquier circunstancia, por pequeña que sea, para llevarlos a la práctica y defenderlos.
Nos resultará más fácil si empezamos de menos a más. Desde las situaciones más sencillas a las más complejas. Nos ayudará a motivarnos y mantenernos en la práctica.
4- Tómate el entrenamiento asertivo como un juego, porque la vida lo es. Que otras personas se molesten porque actúes con asertividad simplemente es parte del juego. La molestia de los/as demás no es perder, ya que siendo asertivo/a te dignificas, y eso, en realidad, es ganar.
La asertividad es el primer paso para establecer relaciones sanas, y consideramos que es una habilidad básica que todas las personas deberíamos manejar, por ello en las V Jornadas Nacionales de Alta Sensibilidad tendremos una charla sobre la importancia de este estilo comunicativo en la gestión emocional. Te invitamos que a veas toda la información de las Jornadas en la página del evento:
MÁS INFORMACIÓN SOBRE LAS JORNADAS DE MADRID ‘23
Saioa Barredo Canales
Psicóloga – N.º Colegiada BI03235
Imagen: Volodymyr Hryshchenko (Unsplash).